“No hay nada que me guste más que comer y dormir… ¡A la vista está!”. Parece que eso es lo que se le pasa por la cabeza a nuestro pequeño panda en esta imagen. En el regazo de su madre, tumbado a la larga en la incubadora durante el control rutinario, cualquier momento es bueno para echar una cabezadita.
“Aunque aún no abro ni ojos ni oídos y ni siquiera tengo dientes, sí puedo presumir de unas bonitas garras en mis plantas (aún sin pelo, eso sí) y mucho morro. Es mi día 23, ¡Y ya peso 1,193 kilogramos!”
“De vez en cuando a mi madre le doy un respiro para comer bambú y una de sus golosinas favoritas, las uvas, pero aún así no deja de atenderme constantemente con mimos, lametazos en la barriga, en la cara y todo tipo de atenciones ¡Tengo la mejor madre del mundo y aquí os lo demuestro, entre sueño y sueño…”
“Como despedida, aquí os dejo constancia de mi metamorfosis, desde la casa Panda de Zoo Aquarium de Madrid ¡Hasta la semana que viene!”