El león marino es un animal fascinante adaptado a la vida en el agua y en la tierra. Una de sus características es que tiene orejas externas, a diferencia de otros animales similares que tienen oídos internos. Para evitar que se llenen de agua, la forma de las orejas apunta hacia abajo y no hacia arriba.
Estos pinnípedos viven en las costas rocosas del océano Pacífico, desde Norteamérica hasta las Islas Galápagos, cerca de Ecuador. Para distinguirlos de las focas, hay que fijarse bien en sus patas posteriores: la diferencia es que las focas tienen las patas soldadas formando una especie de aleta. Viven en grandes colonias aglutinadas en rocas a la orilla del mar o en estructuras creadas por el hombre, donde dan a luz a sus crías. Los machos se rodean de harenes de hembras y rivalizan con otros machos para aparearse.
El león marino tiene un cuerpo estilizado y unas potentes aletas. Las traseras giran hacia delante, lo que permite al león marino moverse en tierra con gran soltura. Para protegerse del frío, estos mamíferos cuentan con gruesas capas de grasa. Tienen además una capa de pelos marrones que aparecen cuando se secan y ayudan a mantener el calor. Cuando está mojado, la piel se aplana dando un aspecto de abrigo oscuro.
Son excelentes nadadores, llegan a alcanzar velocidades de hasta 35 km/h. Son capaces de permanecer sumergidos durante diez minutos y a profundidades de hasta 1.300 metros, lo que les ayuda a perseguir peces, marisco y calamares con gran éxito. Pueden dormir incluso bajo el agua. Sus dos grandes enemigos naturales son las orcas y los tiburones, aunque el hombre ha hecho mucho daño a las poblaciones de esta especie.
Los leones marinos son animales muy inteligentes y su sentido innato del equilibrio les permite realizar todo tipo de malabarismos y saltos fuera del agua. Son los reyes de los espectáculos de circos y acuarios. Un ejemplo es el show de Simón, Ada, Carlota y Erika, la exhibición más divertida del Zoo Aquarium de Madrid protagonizada por estos carismáticos animales.