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El rinoceronte blanco (Ceratotherium simun) es, después del elefante, el mayor mamífero terrestre que existe en el planeta. Este animal puede alcanzar el metro y medio de alto y superar los 3.000 kilos de peso. A pesar de su nombre, su color no es blanco, sino gris.
Una de las particularidades que encontramos en este gran animal son sus cuernos. Presenta varios cuernos en la parte superior de su cara, los cuales utiliza como defensa y herramienta. El rinoceronte blanco se alimenta de hierba y sus cuernos le ayudan a extraer los bulbos del suelo. El cuerno delantero puede alcanzar un metro de longitud.
Este colosal mamífero es tranquilo, solitario y sólo se muestra agresivo si se siente amenazado. A pesar de su tamaño, es un animal muy ágil que puede galopar a gran velocidad e incluso dar giros en plena carrera. Le encanta bañarse en aguas de lodos para proteger su piel de los insectos y regular su temperatura corporal. Es habitual encontrar pequeños pájaros posados en su lomo limpiando su dura piel de parásitos.
La población de rinoceronte blanco está seriamente amenazada por la caza furtiva. Sus cuernos son apreciados en países como China por sus supuestas propiedades afrodisiacas y su alto valor en la medicina tradicional. Los cultivos agrícolas han mermado también su hábitat natural. Según la Fundación Internacional Rinocerontes, más de 2.000 ejemplares han muerto en África a manos de los cazadores furtivos desde 2006. A este ritmo la caza furtiva superará la tasa de nacimientos.
Ante esta delicada situación, la labor de los centros de conservación y los zoológicos de todo el mundo es de vital importancia. En el Zoo Aquarium de Madrid trabajan en ello. Fue aquí precisamente donde, en 2009, nació por inseminación artificial la tercera cría de rinoceronte blanco en cautividad del mundo, siendo la primera nacida en España.