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En el anterior capítulo os contamos que después de las vacaciones de verano, las dos jóvenes crías de león marino, Saba y Carlota, continuaban su aprendizaje en las piscinas interiores de la instalación de mamíferos marinos.
Hoy, veremos cómo después de semanas ya son más independientes y capaces de seguir a sus cuidadoras que las guían en sus primeras salidas al exterior. Ha llegado la hora de que conozcan todos los recovecos de las piscinas de los mayores y que se habitúen a la presencia del público.
Saba y Carlota están continuamente acompañadas por sus cuidadoras en las que confían plenamente, gracias a los fuertes lazos afectivos que durante meses se han creado entre ellas.
La salida al exterior es un momento muy importante, ya que comienzan los entrenamientos básicos durante los cuales todo es un juego que se da de forma natural: entran y salen de las piscinas, aprenden pequeñas órdenes que les dan, acuden a la llamada de sus cuidadores… pero sobre todo, juegan.
Saba, por ejemplo, ha descubierto que si sale de la piscina y se impulsa solo con las aletas delanteras va más rápido ¡Se pasa toda la mañana jugando así!
Por su parte, Carlota es como un pequeño terremoto, no para quieta ni cinco segundos, se sube al barril que decora la instalación, empuja los troncos, … y se ha inventado una particular forma de bucear: sumerge la cabeza bajo el agua y así observa las profundidades de la piscina desde tierra firme.
Sin duda, nos esperan muchos días de diversión observándolas y os animamos a que después de las exhibiciones que hacen los mayores os quedéis. Seguro que los pasaréis estupendamente viendo cómo juegan estas adorables jovencitas.