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El cuerpo de la Foca Gris es alargado y fusiforme, está adaptado a la natación y carece de orejas externas aunque tienen oído (dos pequeños orificios situados a ambos lados de la cabeza), a diferencia del león marino. Entre las características de la foca gris destacan sus extremidades, que se han transformado en aletas. Las aletas anteriores les sirven como timón mientras que con las posteriores se propulsan (dentro del agua), mientras que los leones marinos se impulsan con las delanteras. En tierra se desplazan con más torpeza, aunque hay especies que se mueven a gran velocidad, reptando, a diferencia de leones marinos, que pueden desplazarse a cuatro patas, en cuadrupedia, ya que la inserción del fémur a la cadera es diferente. Los machos, de pelo más oscuro, son bastante más grandes que las hembras. Tienen uñas tanto en extremidades posteriores como en anteriores, a diferencia de los leones marinos que solo tienen en las posteriores.
Se distribuyen básicamente por el Atlántico Norte y habitan en islas y costas rocosas, cuevas, playas arenosas y hielo compacto.
Son animales solitarios que solo se reúnen durante la época de reproducción, donde tienen a sus crías y se aparean. En septiembre comienza la llegada de hembras gestantes a las zonas de reproducción, días antes que los machos. Finalizada la época de la lactancia, la Foca gris hembra inicia su celo y apareamiento; las cópulas tienen lugar a principios de noviembre, pero la implantación de los blastocitos en el útero no se produce hasta febrero. Esto ayuda a que la hembra tenga tiempo a recuperarse del gasto energético que supone la gestación y la lactancia. Durante los dos períodos del ciclo vital que transcurren en tierra (muda y parto-cópula), realizan un ayuno absoluto.
Sus costumbres alimenticias son piscívoras, son grandes buceadoras y comen gran variedad de peces.