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El Gibón de Manos Blancas ha desarrollado una excelente vista (así como unos magníficos reflejos), fruto de su vida arbórea.
Es muy vistoso: su piel es de color marrón claro, y la cara es negra; las manos y los pies son blancos, así como lo que rodea su cara. De los cinco dedos de sus manos, los gibones usan cuatro para agarrarse a modo de garfio, mientras que el pulgar lo repliegan y lo utilizan para trepar, únicamente.
Son los únicos primates que se desplazan, habitual y espontáneamente, erguidos sobre los pies y con los brazos abiertos en forma de pértiga. Las hembras, cuando están preñadas, caminan sobre la tierra a cuatro patas.
Históricamente se distribuían por el sudeste chino, el este de Birmania, Tailandia, Burma y toda la península malaya. Ahora se encuentran en peligro de extinción.
Hembra y macho forman un “dúo” monógamo para reforzar sus lazos de pareja, comunicándose entre sí con gritos (fuertes en el caso de ella, más simples y temblorosos, en el caso de él).
La mayor parte del día la pasan buscando comida, desde el amanecer y dentro de un territorio definido.
Viven en grupos familiares estables formados por la pareja y sus crías, que son expulsadas del clan una vez que alcanzan la madurez.
Su dieta se compone de frutos, especialmente higos. Aunque también comen mangos, hojas, flores, pájaros y huevos.