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La lengua malaya describe al Orangután como “hombre del bosque” (es el significado que tiene la expresión “orang hutan”). Es, de los grandes simios, el que pasa más tiempo en los árboles.
Sus brazos, de pelo rojizo y amarronado, son largos (estas extremidades superiores les permiten llevar una vida eminentemente arborícola). Los orangutanes son fornidos, rechonchos y de patas cortas. Existe un gran dimorfismo sexual entre machos y hembras: los primeros presentan unas mejillas muy pronunciadas, a diferencia de las segundas.
Los bosques lluviosos de tierras bajas son su hábitat natural. La población actual de orangutanes de Borneo se estima en alrededor de los 104.700 individuos. Hoy en día solo encontramos orangutanes al noroeste de Sumatra y en reductos de la isla de Borneo.
Las madres alumbran una sola cría en cada parto, cosa que sucede en ciclos de entre cuatro y ocho años. La gestación es de ocho meses y medio, aproximadamente. La hembra transporta a la cría, que no deja de amamantar hasta los tres años de edad. El orangután hembra alcanza la madurez sexual a los 12 años, mientras que el macho no es considerado adulto hasta los 15.
Solitarios e inteligentes, han desarrollado una cultura propia y extraordinaria que transmiten de generación a generación. Son capaces de fabricar sus propias herramientas. Socialmente son muy independientes, si bien las hembras se reúnen a veces en grupos de cuatro o cinco individuos.
Se alimentan de fruta, básicamente, aunque complementan la dieta con brotes vegetales y hojas.
Su situación es crítica debido a la destrucción de su hábitat (talas indiscriminadas, minería, incendios forestales). También se enfrentan a la captura ilegal para comercializar ejemplares como mascotas. Los furtivos no dudan en matar a las madres para arrebatarles a sus crías.