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Por labores de mantenimiento, la instalación de tigres siberianos permanecerá cerrada hasta el fin de los mismos. Disculpen las molestias.
El tigre siberiano, también conocido como tigre de Amur, se distribuye por algunas regiones de Siberia, China, el oriente de Rusia y Corea del Norte, siendo el único tigre que vive en climas septentrionales. Este majestuoso animal posee el título de felino más grande del mundo, ya que puede llegar a alcanzar los 300 kg de peso, en el caso de los machos.
Los tigres están en el top de depredadores, tan solo por detrás de los osos. Es un animal carnívoro, ya que su alimentación se basa principalmente en corzos, ciervos, cabras y jabalíes.
Una de sus principales y más llamativas características físicas es su reconocible patrón de rayas, que en verano es de un color pardo-rojizo, mientras que varía a un amarillo más pronunciado en invierno. Este pelaje, le ayuda a mimetizarse con el entorno y a soportar temperaturas de hasta -34°C en su hábitat, ya que es más largo y grueso que el de otras subespecies de tigre. Junto a una capa de grasa, que actúa como aislante, es capaz de aguantar esas bajas temperaturas. Sus grandes y gruesas patas, además, actúan como botas de nieve, aislándolo perfectamente del frío invernal.
El tigre siberiano es una especie solitaria, y solo se ven grupos compuestos por madres y crías menores de 2 años. Las crías (entre 2 y 4 ejemplares) nacen en primavera, después de una gestación de 103 días.
Lamentablemente, este magnífico animal enfrenta diversas amenazas, como la pérdida y degradación de su hábitat, el tráfico ilegal de sus órganos (que se utilizan en remedios populares sin base científica) y la disminución de sus presas. Es crucial tomar medidas para proteger a esta especie icónica y garantizar su supervivencia.